Esta es la historia de una señora que si hubiera tenido paciencia y hubiera seguido el tratamiento adecuado, podría haberse encontrado bien y se hubiera evitado una operación de espalda. Ella tiene un problema crónico que necesita tratamiento durante una larga temporada (con el fin de aliviar su dolor y evitarse la cirugía) y no puede solucionarse de hoy para mañana. Al no querer aceptar esta lógica decidió no empezar tratamiento.
La señora de alrededor de 60 años se presenta a mi consulta para una primera visita, de parte de otra paciente satisfecha. La señora tiene un problema de espalda desde “hace muchos años” y últimamente “está empeorando”. Ya ha visitado a otros “especialistas” sin resultados y tiene programada cirugía lumbar en los próximos meses. Ya antes había sido operada de la rodilla. Su problema principal es dolor “todo el día” en la cadera que además “se dirige hacia la pierna izquierda hasta la rodilla”, por detrás de la pierna. Su cuello está cargado constantemente y su postura está bastante torcida hacia un lado. Se siente “más cansada” de lo normal a diario. Una resonancia magnética lumbar muestra disminución en la altura de los discos de todas las vértebras, desgaste y alguna cosa más.